domingo, 31 de enero de 2010

MILTON JUICA, NUEVO PRESIDENTE DE LA CORTE SUPREMA CHILENA :

¿LIMPIARÁ LOS TRIBUNALES?

Por José G. Martínez Fernández

Gran revuelo causó en la Región del Maule (Centro-Sur de Chile) la agresión que sufrió un carabinero al tratar de cumplir la tarea de fiscalizar a un individuo.
Lo que ese policía no intuía era que su fiscalizado era un Juez.
Éste, con la prepotencia de algunos jueces que pululan en tribunales chilenos, agredió al policía.
Una señal buena fue que el asunto, al menos, está siendo investigado; mas sorprende que el Presidente de la Corte Suprema , Milton Juica, no se haya pronunciado.
¿El apoyo de los similares?
Hace rato ya que el aparato judicial nuestro muestra bastantes irregularidades. Desde la no prisión de Pinochet y el extraño fin del juicio a su familia por asuntos de dineros mal habidos fue un solo hecho entre tantos otros.
La muerte de ciudadanos mapuches sin ser sus victimarios condenados en debida forma es otro punto oscuro.
Podemos sumar muchísimas irregularidades.
En Perú y en Argentina los gobernantes-asesinos pararon en la cárcel.
En Chile el gobernante-asesino murió en una cama de hospital y no conoció AQUÍ un solo día una cárcel.
La justicia chilena es miserable y canallesca. Puede cambiar el nombre de un presidente de las Cortes, pero no los hechos.
Yo propongo a Milton Juica, Presidente de la Corte Suprema de Chile, que investigue a varios tribunales esparcidos por el país y revise expedientes, litigios y resultados: Se encontrará con muchas sorpresas.
¿No es Milton Juica el llamado a restablecer los derechos ciudadanos ante los tribunales chilenos?
No es una tarea para un hombre solo, pero él cuenta con asesores. Debe exigirles honestidad, verdad, transparencia.
Ya hace más de una década la periodista Alejandra Matus publicó El Libro Negro de la Justicia Chilena , hecho que le costó una demanda del entonces presidente de la Suprema Servando Jordán.
Matus partió a buscar refugio en Argentina, mismo país que eligió otro perseguido nuestro: el periodista Francisco Martorell, hoy acomodado en la dirección de la revista El Periodista y olvidado ya de sus viejas batallas en la época de la transición democrática.
Jóvenes revolucionarios terminan siendo viejos reaccionarios”, decía José Ingenieros en El Hombre Mediocre.
Martorell puede hacerse cargo de la cita.
Si Juica no hace una tarea de limpieza en los tribunales nuestros, será recordado como un presidente más que dejó a la judicatura chilena en el chiquero en que actualmente está.

miércoles, 20 de enero de 2010

Los pecados de Haití

Por Eduardo Galeano
15 Enero 2010

La democracia haitiana nació hace un ratito. En su breve tiempo de vida, esta criatura hambrienta y enferma no ha recibido más que bofetadas. Estaba recién nacida, en los días de fiesta de 1991, cuando fue asesinada por el cuartelazo del general Raoul Cedras. Tres años más tarde, resucitó. Después de haber puesto y sacado a tantos dictadores militares, Estados Unidos sacó y puso al presidente Jean-Bertrand Aristide, que había sido el primer gobernante electo por voto popular en toda la historia de Haití y que había tenido la loca ocurrencia de querer un país menos injusto.

El voto y el veto

Para borrar las huellas de la participación estadounidense en la dictadura carnicera del general Cedras, los infantes de marina se llevaron 160 mil páginas de los archivos secretos. Aristide regresó encadenado. Le dieron permiso para recuperar el gobierno, pero le prohibieron el poder. Su sucesor, René Préval, obtuvo casi el 90 por ciento de los votos, pero más poder que Préval tiene cualquier mandón de cuarta categoría del Fondo Monetario o del Banco Mundial, aunque el pueblo haitiano no lo haya elegido ni con un voto siquiera. Más que el voto, puede el veto. Veto a las reformas: cada vez que Préval, o alguno de sus ministros, pide créditos internacionales para dar pan a los hambrientos, letras a los analfabetos o tierra a los campesinos, no recibe respuesta, o le contestan ordenándole:
-Recite la lección. Y como el gobierno haitiano no termina de aprender que hay que desmantelar los pocos servicios públicos que quedan, últimos pobres amparos para uno de los pueblos más desamparados del mundo, los profesores dan por perdido el examen.

La coartada demográfica

A fines del año pasado cuatro diputados alemanes visitaron Haití. No bien llegaron, la miseria del pueblo les golpeó los ojos. Entonces el embajador de Alemania les explicó, en Port-au-Prince, cuál es el problema:
-Este es un país superpoblado -dijo-. La mujer haitiana siempre quiere, y el hombre haitiano siempre puede. Y se rió. Los diputados callaron. Esa noche, uno de ellos, Winfried Wolf, consultó las cifras. Y comprobó que Haití es, con El Salvador, el país más superpoblado de las Américas, pero está tan superpoblado como Alemania: tiene casi la misma cantidad de habitantes por quilómetro cuadrado. En sus días en Haití, el diputado Wolf no sólo fue golpeado por la miseria: también fue deslumbrado por la capacidad de belleza de los pintores populares. Y llegó a la conclusión de que Haití está superpoblado… de artistas. En realidad, la coartada demográfica es más o menos reciente. Hasta hace algunos años, las potencias occidentales hablaban más claro.

La tradición racista

Estados Unidos invadió Haití en 1915 y gobernó el país hasta 1934. Se retiró cuando logró sus dos objetivos: cobrar las deudas del City Bank y derogar el artículo constitucional que prohibía vender plantaciones a los extranjeros. Entonces Robert Lansing, secretario de Estado, justificó la larga y feroz ocupación militar explicando que la raza negra es incapaz de gobernarse a sí misma, que tiene "una tendencia inherente a la vida salvaje y una incapacidad física de civilización". Uno de los responsables de la invasión, William Philips, había incubado tiempo antes la sagaz idea: "Este es un pueblo inferior, incapaz de conservar la civilización que habían dejado los franceses".
Haití había sido la perla de la corona, la colonia más rica de Francia: una gran plantación de azúcar, con mano de obra esclava. En "El espíritu de las leyes", Montesquieu lo había explicado sin pelos en la lengua: "El
azúcar sería demasiado caro si no trabajaran los esclavos en su producción. Dichos esclavos son negros desde los pies hasta la cabeza y tienen la nariz tan aplastada que es casi imposible tenerles lástima. Resulta impensable que Dios, que es un ser muy sabio, haya puesto un alma, y sobre todo un alma buena, en un cuerpo enteramente negro".
En cambio, Dios había puesto un látigo en la mano del mayoral. Los esclavos no se distinguían por su voluntad de trabajo. Los negros eran esclavos por naturaleza y vagos también por naturaleza, y la naturaleza, cómplice del orden social, era obra de Dios: el esclavo debía servir al amo y el amo debía castigar al esclavo, que no mostraba el menor entusiasmo a la hora de cumplir con el designio divino. Karl von Linneo, contemporáneo de Montesquieu, había retratado al negro con precisión científica: "Vagabundo, perezoso, negligente, indolente y de costumbres disolutas". Más generosamente, otro contemporáneo, David Hume, había comprobado que el negro "puede desarrollar ciertas habilidades humanas, como el loro que habla algunas palabras".

La humillación imperdonable

En 1803 los negros de Haití propinaron tremenda paliza a las tropas de Napoleón Bonaparte, y Europa no perdonó jamás esta humillación infligida a la raza blanca. Haití fue el primer país libre de las Américas. Estados Unidos había conquistado antes su independencia, pero tenía medio millón de esclavos trabajando en las plantaciones de algodón y de tabaco. Jefferson, que era dueño de esclavos, decía que todos los hombres son iguales, pero también decía que los negros han sido, son y serán inferiores. La bandera de los libres se alzó sobre las ruinas. La tierra haitiana había sido devastada por el monocultivo del azúcar y arrasada por las calamidades de la guerra contra Francia, y una tercera parte de la población había caído en el combate. Entonces empezó el bloqueo. La nación recién nacida fue condenada a la soledad. Nadie le compraba, nadie le vendía, nadie la reconocía.

El delito de la dignidad

Ni siquiera Simón Bolívar, que tan valiente supo ser, tuvo el coraje de firmar el reconocimiento diplomático del país negro. Bolívar había podido reiniciar su lucha por la independencia americana, cuando ya España lo había derrotado, gracias al apoyo de Haití. El gobierno haitiano le había entregado siete naves y muchas armas y soldados, con la única condición de que Bolívar liberara a los esclavos, una idea que al Libertador no se le había ocurrido. Bolívar cumplió con este compromiso, pero después de su victoria, cuando ya gobernaba la Gran Colombia, dio la espalda al país que lo había salvado. Y cuando convocó a las naciones americanas a la reunión de Panamá, no invitó a Haití pero invitó a Inglaterra. Estados Unidos reconoció a Haití recién sesenta años después del fin de la guerra de independencia, mientras Etienne Serres, un genio francés de la anatomía, descubría en París que los negros son primitivos porque tienen poca distancia entre el ombligo y el pene. Para entonces, Haití ya estaba en manos de carniceras dictaduras militares, que destinaban los famélicos recursos del país al pago de la deuda francesa: Europa había impuesto a Haití la obligación de pagar a Francia una indemnización gigantesca, a modo de perdón por haber cometido el delito de la dignidad.
La historia del acoso contra Haití, que en nuestros días tiene dimensiones
de tragedia, es también una historia del racismo en la civilización
occidental.
Eduardo Galeano

lunes, 18 de enero de 2010

Elecciones en Chile y DesConcertación

Por Freddys Pradena, desde España.

Se veía venir y se ha cumplido.
Las encuestas lo anticipaban.
Ha ganado la Derecha, limpiamente, democráticamente. Para el nuevo Presidente, todo el respeto y consideración que se merece. Nada que objetar. Aunque, desde ya, dejo claro que de este nuevo gobierno no espero nada, ni quiero nada, sólo quiero que no nos quite nada (los logros y derechos sociales).
Acepto la derrota y ahora sólo queda resignarme. Pero creo que tengo derecho a cabrearme. (El sagrado derecho al pataleo)
No vale la pena pensar en el análisis político de los ganadores, sería repetir los eslogans de su campaña. Y de los perdedores, lo deberiamos hacer todos los chilenos de izquierda. Un periodista extranjero dice que los chilenos son los que más opinan de política en toda America, pero agrega que eso no significa que entiendan de política (mee siento aludido).
Estoy muy cabreado, y mi rabia viene, porque aún desde lejos nunca vi tan claro que en estas elecciones la Concertación lo hacía rematadamente mal. La incapacidad para buscar el candidato adecuado (leo que le echan la culpa a los reglamentos internos) ha dejado demostrado el anquilosamiento de sus dirigentes. Falta de visión, o lo que es peor: ¡A mi no me toques! Si estuviera allí, por supuesto que lo primero que pediría la renuncia por inútil al Secretario General de mi partido, y así continuar "escalonadamente". Pienso que dentro de la izquierda hay muchos que deberían dedicarse a escribir sus memorias y dejar el protagonismo a los mas jóvenes. Ya hicieron su trabajo, quedamos agradecidos y chao.
Y a continuación censurar al "díscolo" por el daño hecho. Chile necesita lideres, no caudillos.
Tengo rabia, porque aún hay muchas cosas pendientes en mi país que tuvimos la posibilidad de realizar. Y que en mi opinión no se hicieron por falta de voluntad o valentía. Temas demasiado importantes que, por supuesto, la derecha ni va tocar. En lo que a mi respecta por ejemplo: El derecho a votar de los emigrantes. Mira que los peruanos, bolivianos, ecuatorianos, a quienes tan por encima del hombro miran los chilenos, tienen ese derecho.
Confío como mínimo que todo lo demas hecho por Bachelet no se vaya a la mierda.
Y por favor cambien el nombre a la Concertación, póngale una "des" por delante.
Hasta la próxima.
PD: Lo cortés no quita lo valiente: Felicitaciones a los votaron por el ganador.

Freddys Pradena

lunes, 11 de enero de 2010

LAS CUATRO GRANDES DE LA POESÍA LATINOAMERICANA DEL SIGLO VEINTE

por José G. Martínez Fernández.

El siglo veinte fue muy rico para la poesía universal, en general y en particular, para la latinoamericana. En este lado del mundo destacaron varias damas. Las más grandes: Mistral, Storni, Ibarbourou y Agustini.
Siempre he dicho que Gabriela Mistral es el mayor personaje femenino de la historia de Chile. La tierna maestra, nacida entre los parajes del Valle del Elqui, “voló” a los países más distantes del planeta gracias a su insobornable talento e inteligencia expresados en su poética. Una mujer como ella, con sus amores y sus dolores, con sus luces y sus sombras, fue capaz de hacer una poesía sencilla y riquísima; fue capaz de estructurar desde un ladrillo –una palabra- hasta llegar a armar un edificio de calidad: un poema.
Gabriela tiene muchos poemas de altísimo valor. El siguiente es uno de los poemas menos conocido de Mistral:

Atardecer

Siento mi corazón en la dulzura
fundirse como ceras:
son un óleo tardo
y no un vino mis venas,
y siento que mi vida se va huyendo
callada y dulce como la gacela.

En el espacio geográfico y temporal en que vivió Mistral, convivían en nuestro continente otras tres grandes poetas.
Las cuatro aedas habían nacido en años muy cercanos entre si.
Agustini en 1886, Mistral en 1889, Ibarbourou y Storni, ambas en 1892.
La uruguaya Delmira Agustini, una mujer que –dicen- era de una belleza mayúscula. Atrapada en las redes del amor único, cuando ella decidió abandonar al que la hacía sufrir, su esposo, éste le cobró caro el “abandono”. La asesinó.
Delmira tenía 27 años.
El siguiente soneto da cuenta de la validez poética de Agustini:

El intruso

Amor, la noche estaba trágica y sollozante
cuando tu llave de oro cantó en mi cerradura;
luego, la puerta abierta sobre la sombra helante,
tu forma fue una mancha de luz y de blancura.

Todo aquí lo alumbraron tus ojos de diamante;
bebieron en mi copa tus labios de frescura,
y descansó en mi almohada tu cabeza fragante;
me encantó tu descaro y adoré tu locura.

¡Y hoy río si tú ríes, y canto si tú cantas;
y si tú duermes, duermo como un perro a tus plantas!
¡Hoy llevo hasta en mi sombra tu olor de primavera;

Y tiemblo si tu mano toca la cerradura,
y bendigo la noche sollozante y oscura
que floreció en mi vida tu boca tempranera!


Delmira Agustini dejó una obra breve, tal como fue su vida, pero en ella se inscriben poemas de alta calidad.
La tragedia que marcó a Agustini también lo hizo con Alfonsina Storni, argentina.
Ella puso fin a sus días en Mar del Plata. Esas aguas recibieron el cuerpo de una de las líricas más peculiares de nuestra lengua. Dolorosa, tierna, vestía como las princesas y lucía su figura tanto como su calidad creativa. Al suicidio la invitaron la noticia de la muerte –por el mismo método- de su amigo Horacio Quiroga, pero principalmente un cáncer que se la comía a diario.
Argentina no ha tenido una reina mejor en toda la historia de su verbo poético.
INDOLENCIA es uno de sus mejores poemas:

Indolencia

A pesar de mí misma te amo; eres tan vano
como hermoso, y me dice, vigilante, el orgullo:
«¿Para esto elegías? Gusto bajo es el tuyo;
no te vendas a nada, ni a un perfil de romano»

Y me dicta el deseo, tenebroso y pagano,
de abrirte un ancho tajo por donde tu murmullo
vital fuera colado... Sólo muerto mi arrullo
más dulce te envolviera, buscando boca y mano.

¿Salomé rediviva? Son más pobres mis gestos.
Ya para cosas trágicas malos tiempos son éstos.
Yo soy la que incompleta vive siempre su vida.

Pues no pierde su línea por una fiesta griega
y al acaso indeciso, ondulante, se pliega
con los ojos lejanos y el alma distraída.

Juana Fernández de Ibarbourou se firmó sólo como Juana de Ibarbourou, llamada Juana de América por su grandeza verbal-poética. Era de la misma tierra de Agustini: Uruguay.
Ibarbourou, al igual que Mistral, que falleció en 1957, vivió muchos años: hasta 1979.
El siguiente poema de Juana de América es bastante conocido:

La higuera

Porque es áspera y fea,
porque todas sus ramas son grises,
yo le tengo piedad a la higuera.

En mi quinta hay cien árboles bellos:
ciruelos redondos,
limoneros rectos
y naranjos de brotes lustrosos.

En las primaveras,
todos ellos se cubren de flores
en torno a la higuera.

Y la pobre parece tan triste
con sus gajos torcidos que nunca
de apretados capullos se visten...

Por eso,
cada vez que yo paso a su lado,
digo, procurando
hacer dulce y alegre mi acento:
-Es la higuera el más bello
de los árboles en el huerto.

Si ella escucha,
si comprende el idioma en que hablo,
¡qué dulzura tan honda hará nido
en su alma sensible de árbol!

Y tal vez a la noche,
cuando el viento abanique su copa,
embriagada de gozo, le cuente:
-Hoy a mí me dijeron hermosa.


Vida más que suficiente para hacer una obra que la dejó instalada en la memoria colectiva como una señora de escribir claro, casi influida de un romanticismo tardío, emulador de Rosalía de Castro.
En 1938 se realizó en Uruguay un encuentro de las más altas figuras del verbo poético latinoamericano de entonces. Fueron invitadas sólo las tres grandes poetas de entonces: Mistral, Ibarbourou y Storni, quien, ese mismo año, se quitaría la vida.
Ellas son las cuatro reinas de América. Fueron contemporáneas una de otra. La gran poética hecha por esas mujeres ha tenido un segmento de seguidoras importantes: ayer y hoy.
José Martínez Fernández
FUENTES:
1.- Wikipedia, enciclopedia virtual.
2.- grandespoemasuniversales.blogspot.com
3.- Palabra Escrita, revista de poesía, número 24, mayo de 1992.


domingo, 10 de enero de 2010

EE.UU. Ocultó Muertes de Indocumentados Encarcelados según The new York Times

El diario estadounidense se basó en documentos que demuestran como se encubrieron las pruebas de maltrato de presos.
AP
Domingo 10 de Enero de 2010

NUEVA YORK.- Las autoridades estadounidenses ocultaron datos y cientos de documentos sobre la muerte de inmigrantes sin papeles en centros federales de detención de Estados Unidos, dejando a la sombra casos de abuso y maltrato, reportó el domingo el diario The New York Times.
Según datos obtenidos por el diario y la organización American Civil Liberties Union (Unión Estadounidense de Derechos Civiles), los documentos hacen referencia a la mayoría de los 107 inmigrantes que murieron en cárceles de inmigración desde octubre de 2003.
Los inmigrantes se encontraban bajo el control del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés), el cual depende del departamento de Seguridad Interior.
Los documentos demuestran cómo los encargados del sistema de detención federal usaron su posición para encubrir pruebas de maltrato de presos, esquivar el escrutinio de los medios de comunicación o preparar declaraciones públicas exculpatorias, tras descubrir evidencia que demostraba abusos o cuidado deficiente de los detenidos, reportó el diario.
Según el Times, mientras un inmigrante moría por lesiones en la cabeza sufridas en una cárcel de inmigración de Nueva Jersey en 2007, un portavoz de los servicios de inmigración le dijo al diario que él no pudo recibir información de las autoridades sobre el caso.
Los documentos demuestran que, en realidad, el portavoz alertó a las autoridades sobre las preguntas del reportero y cómo éstas planeaban devolver al detenido a Africa para reducir las probabilidades de mala imagen.

El Caso Romero

En otro caso, los investigadores de la Oficina de Responsabilidad Profesional del ICE concluyeron que un fuerte dolor fue razón importante para que el salvadoreño Nery Romero, de 22 años, se suicidara en su celda de una cárcel de Nueva Jersey.
Otros presos estaban en riesgo de morir también porque la unidad médica de la institución era totalmente ineficaz, concluyeron los investigadores.
La investigación también descubrió cómo el personal de la cárcel falsificó el historial médico de Romero al incluir en su informe que le habían administrado el medicamento Motrin. La falsedad fue fácil de detectar porque Romero ya había muerto cuando la medicina le fue administrada, según indicó el documento.

Artículo publicado en El Mercurio, de Chile, extraído de The New York Times

sábado, 9 de enero de 2010

No votaré nulo ni blanco

Por Paula Acevedo

Primero que nada, mis respetos por las opiniones de otros…pido lo mismo para con las mías.
No votaré nulo ni blanco, porque no hay analgésico que pueda hacerme resistir el dolor y el horror de recibir un agradecimiento de Longueira por ello, a quien conozco desde la Universidad, mientras era partícipe y miembro de los cuadros represivos en los años 70 y 80.
No votaré nulo ni blanco, porque no quiero el punto final. Para que la reparación tenga opciones de continuar: Con Piñera eso se acabará.
No votaré nulo ni blanco, porque no quiero ver a Melero gobernando, el mismo que con matones andaba dando golpes en la Universidad a quienes luchábamos por el fin de la Dictadura.
No votaré nulo ni blanco, porque no sé si existirá analgésico que aminore mi dolor cuando vea a Longueira en el poder, el mismo que a un grupo de compañeros de la Universidad nos amenazó personalmente con las penas del infierno, porque luego que los sapos le avisaron, él llegó rápidamente hacia nosotros, con un grupo de matones, mientras en los pasillos del campus pegábamos carteles denunciando y pidiendo libertad por un compañero preso en esos días, que estaba desaparecido y que finalmente se supo que estaba en los cuarteles de la CNI.
No votaré nulo ni blanco, porque entre tantas otras cosas, también recuerdo a Longueira y a sus matones bajando a golpes y a empujones a Fernando Castillo Velasco, cuando trataba de hacer un discurso contra el plebiscito del 80, cuando se impuso la constitución que hoy todavía impera en el país.
No votaré nulo ni blanco, porque no quiero que Lavín sea ministro de Estado.
No votaré nulo ni blanco, porque no quiero que los empresarios paguen menos impuestos o que los evadan libremente.
No votaré nulo ni blanco, porque no quiero ver al hermano de Piñera y al Kike Morande en los actos”culturales” de mi país. Todos sabemos que aparte de ser mal músico está cerca de los círculos de la droga, que tanto daño hace a los jóvenes de nuestro querido país… tanto más daño a los jóvenes más pobres del país.
No votaré nulo ni blanco, porque no quiero ver al otro hermano de Piñera, el que despojó tantos derechos de los trabajadores a través del Plan Laboral y que además inventó las AFP, sea asesor de su hermano en políticas laborales y en otras materias económicas.
No votaré nulo ni blanco, porque no soportaré que me lo agradezca el diputado Alberto Cardemil, el que daba los cómputos del plebiscito en el 88. Tampoco quiero recibir el agradecimiento de Espina, de Larrain (el senador y el presidente de partido), de Chadwick ni de Coloma, quien subió el cerro llamado por PINOCHET en Chacarillas, junto a otros jóvenes de la época y que hoy son parte de los políticos de la UDI y de RN (http://es.wikisource.org/wiki/Discurso_de_Chacarillas). Menos quiero recibir el agradecimiento por mi voto nulo o blanco de parte de lE. Matthei ni de Allamand.
No votaré nulo ni blanco, porque si lo hago, la mitad de mi conciencia estará por apoyar a Piñera y todo lo que su proyecto político-económico-social y cultural significa.
No votaré nulo ni blanco porque no quiero ver a mi país aliado con los jefes de Estado de Colombia ni de Honduras y representado por un presidente que no es empresario sino especulador, que apoyó a Pinochet, que es mentiroso, que falta a la ética hasta en los negocios, que en política es capaz de hacer lo que hizo a E. Matthei…etc., etc.…que es hermano de un ex ministro de Pinochet…etc. etc. etc.
No votaré nulo ni blanco, porque sino la mitad de mi estará dando la mitad de mi voto a la derecha (porque votar nulo implica afirmar que me daría lo mismo que salga Piñera o Frei) y entonces la mitad de mi estará renunciando a principios que sustento toda mi vida.
No votaré nulo ni blanco, porque no serán 4 años de la derecha en el poder sino muchos más (recordemos lo que ocurre en los municipios en que ellos han llegado y que el que gobierna tiene todo el poder ejecutivo, agregado al de la posesión de los medios y el poder económico como para controlar a la opinión pública).
No votaré nulo ni blanco porque los que creen que la Bachelet volverá en gloria y majestad en 4 años más, tendrán que recordar que quienes tengan el poder la destruirán políticamente (los mismos que hoy la aplauden y quieren sacarse fotos con ella para ganar votos para la derecha)…
No votaré nulo ni blanco, pues la prensa, hoy en poder de quienes se sabe, no hará oposición a nada y el país será “el país de las maravillas” y todo será bueno, mientras los más vulnerables no tendrán tribuna en ninguna parte, salvo en los pocos diarios que apenas se asoman en los kioscos del centro de Santiago.
No votaré nulo ni blanco, pues será difícil sacar a la derecha o tendrá que suceder algún atentado como el de Madrid para sacar a Aznar (cuyo candidato es Piñera) como para que a última hora la gente se inclinara por Zapatero.
No votaré nulo ni blanco, porque de otro modo, ahora sí que con 100% de seguridad tendremos binominal y la misma constitución política por otras cuántas décadas.
No votaré nulo ni blanco, por mis amigos que estuvieron en las cárceles de la dictadura y por mis amigos que murieron en dictadura y porque si lo hago, facilito que lleguen a la Moneda los mismos que la incendiaron.
No votaré nulo ni blanco, porque seguro que se venderán a precio de huevo nuestros recursos naturales y las empresas del Estado que nos quedan.
No votaré nulo ni blanco, porque sino mi decisión de voto no inclinará la balanza ni para un lado ni para otro. Es decir que el peso de mi voto se reparte en una mitad para Piñera y la otra mitad para Frei. Es decir que en la mitad de mi estoy de acuerdo con que Piñera sea Presidente.
No votaré ni blanco ni nulo porque no quiero sentirme ni un pedazo de responsable –y menos un pedazo igual a mi mitad- de un gobierno de derecha, con todo lo que se ha demostrado que históricamente ello significa (sino leer algunos textos lo que fue el gobierno de Alessandri desde 1958 a 1964 y en otros tantos sobre la dictadura de Pinochet, quien fue acompañado en su dictadura, por muchos de los grandes comprometidos en la campaña de Piñera, Ej. Jovino Novoa).
No votaré nulo ni blanco, porque a pesar de las rabias, desacuerdos, injusticias, robos, inmoralidades, que tengo y veo en la Concertación, ella se acerca más a mi proyecto político y en ella hay muchas personas que merecen mi respeto político y ético y prefiero que la balanza se incline hacia ese lado… pero jamás preferiré que se incline hacia la derecha. Toda la fuerza y el peso de mi voto estarán contra esa inclinación.

Estimados y estimadas… yo sé que puedo seguir con mis argumentos, algunos podrán agregar los suyos en la misma línea y otros no estarán de acuerdo con ellos, pero por último quiero decir que para mi no existe la bipolaridad en política.

Paula Acevedo


viernes, 8 de enero de 2010

BAKUNIN: EL MÁS GRANDE ANARQUISTA


por José G. Martínez Fernández.

Miguel Bakunin es uno de los hombres fundamentales en el despertar de las luchas sociales producidas en el siglo XIX. Por haber unido teoría y praxis se convierte en la más alta figura universal que ha tenido el anarquismo.
Pierre J. Proudhon con su libro “¿Qué es la propiedad?” se convirtió en el intelectual fundamental de la doctrina ácrata. Su dibujo de la sociedad, a partir de la premisa de su señal “la propiedad es un robo”, es la piedra-base del pensamiento anarquista.
Kropotkin, Malatesta, Faure, Ferrer, son otros importantes pensadores de esta doctrina. Todos ellos sufrieron persecución por parte de la gran burguesía enquistada en el Poder.
Kropotkin vivió muchas cárceles. Malatesta, prisiones y juicios. Faure fue igualmente perseguido; y el español Francisco Ferrer fue “ajusticiado” por habérsele vinculado al atentado contra un rey de su país.
Es decir, los cuatro, intelectuales y teóricos del anarquismo, vivieron sinsabores por poner sus ideas y sus luchas junto a los desamparados del mundo.
Sin embargo, es Miguel Bakunin quien mejor reunió ideas con acciones. Fue tan grande su batalla contra el sistema burgués que enfrentó muchas y largas temporadas en cárceles y fue dos veces condenado a la pena de muerte. Burlaba los aparatos carcelarios y volvía a la lucha. Nada lo cansaba.¡Qué porfiado era este hombre!
36 años estuvo al borde del precipicio, pero siempre le hizo el quite.
Su lucha empezó a los 26 años, en 1840, en Alemania y concluyó sólo con su muerte, en 1876 en Berna.
Había nacido en Rusia en 1814, hijo de una familia de la nobleza.
Así fue como llegó a ser oficial del Ejército Ruso, pero a los 20 años advirtió las injusticias sociales y abandonó al Ejército.
Luego su mundo fue la lectura de clásicos del pensamiento social: Marx, Stirner, otros.
Viviendo en París entre 1844 y 1847 estableció amistad con Proudhon y otros importantes activistas revolucionarios.
Más tarde participa, como uno de los líderes esenciales, en el levantamiento popular de Praga y en la Revolución de Trieste.
Bakunin fue el revolucionario del siglo XIX más castigado por los aparatos estatales.
Su pensamiento es bastante importante para el debate social –y por ende- muy extenso.
Un gran hombre como Miguel Bakunin, que soportó la tortura, que bordeó el intento suicida (por el sufrimiento carcelario extremo), no traicionó a sus compañeros como se le quiso hacer aparecer cuando, desde la prisión, envió una extensa carta al Zar Nicolás I, la cual posteriormente se publicó bajo el título de "Mi vida".
En dicha carta señaló estar arrepentido de sus ideas y de sus "fechorías". Sin embargo, todo ello fue, justamente, una forma irónica de acusar la explotación y las diversas injusticias en el mundo.
Fue un hombre de una convicción intelectual clara y de una resistencia heroica que incluso conmovió a sus enemigos, llegando uno de ellos a decir que si en París (tras un levantamiento revolucionario allí) hubieran trescientos hombres como Bakunin, no habría forma de gobernar.
Su heroísmo incluso alcanza ribetes épicos que apenas tiene símiles en la historia de la humanidad.
Su nombre, un tanto callado, se debe al trabajo de la burguesía de dejar de citar a esos fantasmas que le dan miedo, ya que sirven de modelo a los nuevos luchadores sociales, y también ese casi olvido se debe al trabajo de los representantes del materialismo histórico que han intentado que el pensamiento de Bakunin, Kropotkin, Malatesta, Faure y otros grandes ideólogos ácratas, no sea conocido para no “afectar” su utopía que -hecha realidad- provocó millones de muertos, millones de sometidos, millones de expulsados, abofeteados y burlados.
Bakunin hace fe de coraje, de honestidad y de solidaridad en la siguiente inteligente y bella exposición al Zar Nicolás I, lo que demuestra que su convicción libertaria no la abandonaba ni en la prisión: "...amor a la libertad y odio invencible a toda opresión, odio más intenso aún cuando esa opresión se refería a otro y no a mí mismo. Buscar mi felicidad en la felicidad de los demás, mi dignidad en la dignidad de todos los que me rodeaban, ser libre en la libertad de los otros, he aquí mi credo, la aspiración de toda mi vida. Yo consideraba como el más sagrado de los deberes, rebelarme contra toda opresión, cualquiera que fuera el autor o la víctima".
Si bien Proudhon representa el gran inicio intelectual del anarquismo, y si Kropotkin semeja lo mismo junto su gran actividad práctica, no hay duda que el hombre que mejor reunió mucho de ambas cosas (teoría y praxis) fue Miguel Bakunin, indudablemente el más grande de todos los anarquistas de la historia universal.
“La libertad sin el socialismo es el privilegio, la injusticia; y el socialismo sin la libertad, es la esclavitud y la brutalidad”.
Eso lo dijo Miguel Bakunin y cuánto de cierto tienen esas palabras.
José Martínez Fernández

Fuentes:
1.- ¿Qué es la propiedad?. Pierre J. Proudhon. Diversas ediciones.
2.- Revolucionarios y Reformadores. Gustavo Loyola Acuña. Santiago de Chile, 1936.
3.- ¡Anarquistas!: Sus hombres, Sus ideas, Sus luchas. José G. Martínez Fernández. Libro aún inédito.


domingo, 3 de enero de 2010

El Regreso del Conde Drácula

Así es la secuela de "Drácula" escrita por el sobrino nieto de Bram Stoker. El más clásico de los vampiros está de vuelta con una nueva novela, que Dacre Stoker escribió junto al historiador Ian Holt, basados en el estudio de los apuntes de la obra original.

Escrito por Alberto Rojas para El Mercurio en línea (EMOL)
Domingo 3 de Enero de 2010


SANTIAGO.- A Edward Cullen, el ultrafamoso vampiro de la saga juvenil "Crepúsculo", le salió competencia al camino. Y se trata nada menos que del mismísimo Drácula. Sí, el más famoso de los no-muertos ha regresado de la tumba, directamente a una esperada secuela ambientada 25 años después de que el poderoso conde transilvano acabara convertido en cenizas.
"Drácula, el no muerto" (Roca Editorial, $ 15.000), está escrito por Dacre Stoker, sobrino nieto de Bram Stoker, e Ian Holt, historiador y guionista experto en Drácula. Y desde antes de que se publicara en inglés, los editores dejaron en claro que ésta se había escrito con la autorización expresa de los herederos directos de Stoker.
Esta secuela está basada —según afirmaron los autores— en el estudio de las notas dejadas por el mismísimo Bram Stoker (algunas de las cuales se reproducen en un apéndice al final del libro). Y un ejemplo de ello es que el título original que Stoker le había dado a su novela —pero que luego acortó— fue precisamente "Drácula, el no muerto".
La secuela comienza en 1912, un cuarto de siglo después de los acontecimientos narrados en la historia original. El competente doctor Seward ahora es un adicto a la morfina, y Jonathan Harker se transformó en un alcohólico incapaz de mirar de frente a su esposa, Mina, que mantiene intactas su belleza y juventud.
Ambos tienen un hijo, Quincey, que estudia Derecho en La Sorbona, aunque lo suyo realmente es el teatro. El mismo que descubrirá por casualidad la historia de Drácula al conocer una representación dirigida por el propio Bram Stoker, que así se transforma en un personaje más de la novela.
Sin embargo, una serie de asesinatos atribuidos a Jack el Destripador —el doctor Van Helsing está entre los sospechosos— pondrá en peligro a todos los que un cuarto de siglo antes se vieron involucrados en la muerte del conde. Un nuevo peligro acecha las calles de Londres.
A 112 años de la publicación original, cabe mencionar que en rigor la novela de Bram Stoker no fue el primer relato sobre vampiros, ya que la precedieron "El Vampiro" (1819), de John William Polidori, y "Carmilla" (1872), de Joseph Thomas Sheridan Le Fanu. Sin embargo, ninguna de las dos alcanzó la fama y la proyección de "Drácula".
Más de alguien pudiera preguntarse por qué justo ahora aparece esta secuela, en un momento en que las historias de vampiros arrasan en la literatura, la televisión, el cine y los videojuegos. La respuesta queda abierta a la discusión, pero más allá de las suspicacias, es justo decir que "Drácula, el no muerto" es una novela muy bien construida (sin el recurso epistolar de la obra original, por cierto), producto de una exhaustiva investigación del mito y los apuntes del propio Stoker. Y que no decepcionará a los amantes de este subgénero.

Un consejo: No deje de leer, al final del libro, el ensayo de la profesora Elizabeth Miller, una verdadera experta en la figura de Drácula.